Francisco Trotta es un joven aristócrata vienés que deja su cómoda vida en la ciudad para ir a vivir de una manera más simple con su pariente lejano Joseph Branco, castañero ambulante, y su amigo Manes Reisiger, cochero. Pero entonces, estalla la Primera Guerra Mundial y Francisco es llamado a las armas y, para estar con sus dos amigos, pide ser trasladado a su regimiento de infantería. Unas horas antes de ir a la guerra, se casa con Isabel, una joven burguesa de la que está enamorado.
Durante los combates es capturado por los rusos, junto con Branco y Reisiger. Tras unos meses de cautiverio, los tres logran escapar y cuando termina la guerra, Francisco regresa a casa e intenta recuperar su matrimonio con Isabel. No será fácil, pero al final encontrará algo de paz, al menos hasta el día en que se difunde la noticia de que el nazismo ha echado sus profundas raíces en Austria.
Es una novela agradable de leer. A pesar del título, que podría sugerir otro tipo de historia, la trama es interesante porque la forma en que el escritor narra los hechos hace que el lector quiera saber cómo termina. Se trata de una novela histórica ambientada entre la Primera Guerra Mundial y los albores de la Segunda, en la que se percibe el ambiente de esa época y los sentimientos relacionados con la patria, que probablemente el propio autor vivió de primera mano.
El autor ha usado un solo narrador en primera persona que coincide con el protagonista de la historia. Ha creado varios personajes, algunos de los cuales detallados con características físicas y psicológicas que los hacen casi “reconocibles” incluso desde lejos, y otros más superficiales, como si fueran unos extraños entrando y saliendo de la escena sin dejar rastro de su presencia. También ha limitado mucho los diálogos, haciendo más uso del discurso indirecto, donde resume y cuenta constantemente los hechos desde su punto de vista. No hay cambios de ritmo, hay equilibrio entre el tiempo de la narración y el de la historia, pero en cuanto a las descripciones de los lugares, en ocasiones faltan y no se consigue identificar bien dónde se desarrollan las acciones. Sobre los diálogos hay poco que decir ya que son escasos, sin embargo, cuando están presentes, son coherentes con la forma de hablar de los personajes.