SINOPSIS

Arturo Gerace habla de su infancia y adolescencia en la isla italiana de Procida donde vivió la mayor parte de su tiempo en soledad. Su madre murió después de dar a luz, su padre viajaba a menudo sin quedarse mucho en la isla, y la única persona que le crio y cuidó de él fue Silvestro, el criado y también su único amigo. Pero a pesar del poco cariño recibido, Arturo siente un fuerte apego hacia su padre con quien compartió buenos momentos en la infancia y, cuando un día él regresa a casa con su nueva esposa, Nunziata, todo su mundo se viene abajo al experimentar unos sentimientos que nunca había sentido antes: celos, odio y amor.

RESEÑA

Al principio, la lectura de esta novela no me había entusiasmado demasiado, y de hecho, estuve a punto de dejarla a media. Pero luego la trama se volvió más interesante y el estilo impecable de la escritora ha contribuido a hacerme sentir emociones contrapuestas hacia los protagonistas y ha despertado mi curiosidad por saber cómo terminaba la historia.

TÉCNICA LITERARIA

La autora ha utilizado un narrador en primera persona que coincide con el personaje principal y logra conquistar al lector con su lenguaje espontáneo y su excelente manera de transmitir las emociones.
Además, la precisión es un rasgo que sobresale en toda la novela. Los personajes están bien definidos física y psicológicamente. La isla y la casa se describen con adjetivos abstractos y concretos que ayudan a entender cómo uno se siente en esos lugares. El discurso directo y en algunos casos indirecto nunca se interrumpe y fluye fácilmente entre unos pocos pero intensos diálogos. El tema emerge y se entiende en los comportamientos y decisiones que toma el protagonista y es bien tratado a lo largo de toda la historia. Finalmente, el tiempo se detiene en los momentos más significativos de la narración y pasa rápido cuando es necesario omitir información irrelevante.