Cuenta la historia de cuatro personajes y de sus dudas existenciales sobre la vida en pareja. Tomás es un renombrado cirujano checoslovaco que vive en la Praga de los años sesenta con Teresa, una fotógrafa de la que está enamorado pero a la que engaña con otras mujeres porque no es capaz de resistir la tentación. Sabina es una de sus amantes y es un espíritu libre que tiene también un romance con Franz, un hombre casado con una hija, que busca refugio en una nueva relación sentimental para escapar de su vida de obligaciones que ya no le hace feliz.
La historia está ambientada en un contexto social y político que hace más interesante la trama. Tiene algunas similitudes con el libro 1984 de George Orwell en el que la policía política controla la sociedad e interviene en todas las situaciones consideradas sospechosas de heterodoxia, que van en contra de la ideología dominante. En el caso específico de esta novela, el comunismo controla el país y sobre todo a los artistas e intelectuales que pueden influir “negativamente” en la opinión pública. Además el autor habla de filosofía, teología, música y otros temas sociales que, desde mi punto de vista, son la parte más estimulante de la lectura.
El narrador es el autor del libro que interviene de vez en cuando en la historia para dar algunas explicaciones sobre los personajes. Una presencia que en cierto modo resulta incómoda porque interrumpe la magia de la narración, recordando constantemente al lector que se trata de una ficción, pero quizás eso sea el efecto que el propio autor quería lograr. Los personajes están bien construidos desde el punto de vista psicológico, pero la falta de una información completa sobre su aspecto físico no permite visualizarlos mentalmente durante la lectura.
La forma en que el autor presenta los hechos es a través del discurso indirecto, donde los diálogos son limitados y el narrador resume los pensamientos de los personajes y no se detiene mucho en las descripciones de los lugares donde se desarrollan las acciones. En cuanto al tiempo, algunos saltos entre pasado y futuro crean cierta confusión y, cuando se vuelve al presente, se tarda un poco en averiguar en que momento están pasando los hechos. Por último, sobre el espacio narrativo, el narrador no siempre separa de manera clara los sueños y pensamientos propios y de los personajes, del desarrollo de la trama, y eso hace dudar sobre lo que realmente ocurre en la historia.